vendredi 3 mai 2013

La aparición de barriadas a escala mundial

Según un artículo aparecido en la revista electrónica Chronique bajo los auspicios de la ONU (López y Warah, 2006, p. 1), en los últimos dieciséis años, casi 17,7 millones de personas en promedio se convierten cada año en nuevos habitantes de barriadas y tugurios, pasando de 715 millones en 1990 a alrededor de 998 millones en 2006. En los países del Sur, encontramos un crecimiento particularmente elevado. El reporte muestra una constatación inquietante: las barriadas del planeta contaran 1,4 millardos de habitantes en 2020, es decir tanto como la población actual de China. En este momento, el planeta cuenta casi un millardo de seres humanos hacinados en las barriadas, o sea casi un ciudadano urbano de cada tres.

Así, el fenómeno de las barriadas forma parte de la complejísima realidad de muchas grandes ciudades del mundo de hoy, sea que ellas se encuentren en los países pobres del Sur, sea que ellas se localicen en las aglomeraciones urbanas de algunos países ricos de Europa Occidental:

[] la puesta en práctica de una política económica de mercado abierto y de búsqueda de la utilidad máxima ha estimulado la flexibilidad de los modos de vida. Asistimos desde entonces a una generalización de la precariedad en nuestras sociedades. Esta precariedad se explica de manera contundente en las nuevas barriadas que reaparecen en la periferia de numerosas metrópolis de Occidente. Observamos así, desde hace una decena de años, una ocupación de los espacios sin uso de la trama urbana en algunos de los países más ricos de la Unión Europea, por poblaciones extremadamente precarias [] esta instalación en zonas desprovistas de servicios, que recuerdan los espacios más sórdidos en ciertas ciudades del Tercer Mundo, nos lleva a percibir una importación del triste modelo de barrios autoconstruidos, espontáneos [] las condiciones sociales de las ciudades de los países pobres se encuentran también, de ahora en adelante, en los países ricos (Vanderlick, 2004, p. 6-7, nuestra traducción).

Aunque la barriada no sea exclusiva de los países subdesarrollados (Driant, 1991, p. 15; Vanderlick, 2004, p. 11), en estos países son un fenómeno con una fuerza impresionante y se encuentran generalmente ligados a aquello que puede ser considerado como un tipo "no convencional" de crecimiento urbano. Además, podríamos decir que la pobreza urbana en los países del Sur poseeel rostrode una barriada. La pobreza urbana y la barriada se han convertido casi en términos sinónimos. Las periferias urbanas, en las que se encuentran principalmente lasbarriadasson espacios que parecen estar saturados de pobreza. Se tiene la impresión que se trata de una suerte de círculo vicioso que reproduce la pobreza para siempre. Tal no es sin embargo el caso, como lo veremos posteriormente.

Las barriadas, las más afectadas por la incapacidad de la ciudad de asegurar al menos la dotación de servicios de base y un mínimo de bienestar, serán cada vez más agobiadas por la miseria, pero aquí y allá, paradójicamente, surgirán iniciativas que danla alegría de vivir(Côté y Hart, 1989); así, estas barriadas sonespacios de esperanza(Favreau y Fréchette, 1997, p. 423). Este optimismo es compartido por los investigadores peruanos Arellano y Burgos (2004, p. xxi), quienes han estudiado el fenómeno de la emergencia de la periferia urbana en las ciudades latinoamericanas con una perspectiva basada en los estilos de vida, el cambio social y el comportamiento de los consumidores:

Mientras las familias burguesas latinoamericanas, de Lima, de Caracas, Guayaquil o México D.F., veían disminuir poco a poco su importancia social y sus ingresos y se quejaban de ladesaparición de la clase acomodada », en los alrededores de la ciudad surgía una sociedad distinta, que crecía y se desarrollaba sin pausa. Los habitantes de esos nuevos barrios, contrariamente a sus vecinos del centro, durante los últimos cuarenta años vieron crecimiento y progreso en sus familias y sus vidas. El abuelo, campesino rechazado por el campo, conquisto un pedazo de cerro o arenal y comenzó con una casita de pajas y cartones. El padre creció ya en el primer piso de una casa de ladrillos y fue chofer de taxi. Finalmente, el nieto vio ya la casa con tres pisos y estudia para ser especialista en computación (Arellano, 2004, p. xxi).




La autoconstrucción de las comunidades locales tiene un desarrollo más o menos parecido en todas las barriadas que comienzan. Después de la invasión, comienza la búsqueda de laseguridad predial(Favreau y Fréchette, 1997, p. 428-429). A veces, cuando los pobladores la alcanzan, una parte del espíritu comunitario se pierde y la preocupación por lapequeña propiedad familiary la individualización de los gastos aparecen.

Una vez que los invasores ocupan realmente el lugar, gradualmente se desarrolla la habilitación de espacios comunes, uncentro comunitariocon actividades de deportes y recreación, cocinas colectivas, una posta médica y escuelas. Finalmente llegan la coordinación para el apoyo de la municipalidad más cercana y los trámites para conseguir la venida de ONGs especializadas para el sostenimiento de diversos proyectos de desarrollo.

El fenómeno de migración del campo hacia las ciudades, la exclusión que han sufrido la mayor parte de los inmigrantes y sus esfuerzos para crear sus propios espacios de vida y desarrollo al interior delmonstruo urbano, ha sido un proceso continuo y fuertemente presente durante la segunda mitad del siglo 20 en los países latinoamericanos, cada uno según su propia realidad y sus circunstancias. Los pobladores más desfavorecidos del campo migran masivamente hacia las ciudades, pero no encuentran el mismo grado de industrialización que existía en los países desarrollados cuando movimientos poblacionales similares tuvieron lugar, y más temprano que tarde, el deterioro de los servicios urbanos sobrevienen: falta de electricidad, escasez de escuelas y de centros de salud, falta de agua potable, calles saturadas de desechos, ausencia de seguridad pública, insuficiencia y precariedad de medios de transporte y de vías de comunicación, escasez de viviendas, etc. Es en ese contexto en el que emergen las barriadas.

En grados diversos, las autoridades públicas de los países en desarrollo se han mostrado incapaces de asegurar a sus pobladores las condiciones de bienestar y de seguridad económica que conocen un cierto número de países dotados de una economía avanzada (Bodson y Roy, 1995, p. 176, nuestra traducción)

En el Perú, este fenómeno ha sido llamadodesborde popularpor el investigador peruano José Matos Mar:

El desborde [popular] en marcha altera la sociedad, la cultura y la política del país creando incesante y sutilmente nuevas pautas de conducta, valores, actitudes, normas, creencias y estilos de vida, que se traducen en múltiples y variadas formas de organizaciónsocial, económica y educativa- lo cual significa uno de los mayores cambios de nuestra historia [] estamos frente a un insólito y espontáneo proceso de modernización. Un cambio producido por combinación entre el intenso crecimiento demográfico, la explosión de las expectativas, el mayor acceso de las masas a la información, la urbanización sin industrialización y una crisis económica sin precedentes (Matos Mar, 1988, p. 17-19).

Entonces, la población hadesbordadolas capacidades de servicio de las grandes ciudades latinoamericanas; sus economías han virado hacia la informalidad (Favreau y Fréchette, 1997, p. 421-422; Polèse, 2005, p. 33) y sus periferias se han transformado en los espacios que han acogido a los campesinos inmigrantes y a los obreros pobres, formando las grandes aglomeraciones de barriadas y después la emergencia de nuevas ciudades. Así, a pesar de todos los problemas, los sufrimientos y las miserias, los mismos pobladores han tomado el problema entre manos y la autogestión se presenta como un camino de supervivencia y quizás todo un modelo de desarrollodesde abajoen los países del Sur (Sanyal, 1999, p. 182-183; Favreau, 1997, p. 423-424; De Soto, 1986, p. 5-6).

En nuestra próxima entrega trataremos sobre las nuevas ciudades emergentes en el contexto de la globalización.

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