jeudi 13 juin 2013

Una grille de lectura de la economía de los países del Sur

Según Odile Castel (2003, p. 3), desde los trabajos de A. Lewis en 1954, la grille de lectura de las actividades económicas en los países del Sur se basa sobre un enfoque dualista que comprende tanto lo moderno como lo tradicional; con los trabajos de K. Hart en 1973, este enfoque ha sido enriquecido poniendo en evidencia un sector llamadoinformalen la economía de los países del Sur. Esta grille llamadaestructuralque se divide en tres bloques: moderno, informal y tradicional, habría alcanzado sus límites históricos. Según Castel (2003, p. 4-5), es posible establecer una nueva grille de lectura de la economía popular de los países del Sur sobre la base de tres principios que hacenmoverla economía.

Los motivos que sustentan el desenvolvimiento del proceso social que es la economía pueden ser utilizados para construir una nueva grille de lectura [estos son] el enriquecimiento personal por el principio de la maximización de utilidades, el compartir de bienes y servicios por el principio de la redistribución y la solidaridad por el principio de la reciprocidad [] dos de estos principios son antagonistas : la maximización de utilidades y la reciprocidad, puesto que el hecho que las utilidades sean acaparadas por el empresario impide una utilización solidaria. Contrariamente a ello, como veremos luego, el principio de la redistribución es perfectamente compatible con el principio de la maximización de utilidades o el principio de reciprocidad (Castel, 2003, p. 3-4, nuestra traducción).


Si observamos la economía de las barriadas, según Castel los tres motivos1 serian subyacentes a tres diferentes maneras de hacer las cosas por parte de los actores de la vida en las barriadas. El primer tipo de actividades, la solidaridad, está orientada hacia la creación de prácticas comunitarias, solidarias y autogestionarias de la población pobre de las barriadas. El desarrollo económico local comunitario es el paradigma, las organizaciones populares y las empresas sin fines de lucro son los operadores principales.

El segundo tipo de actividades motivadas por la maximización de utilidades pone el acento sobre la lógica de mercado; la obtención de utilidades y la eficiencia económica forma parte del paradigma y los empresarios privados son los operadores de las actividades capitalistas.

Según Castel, estos dos motivos son antagonistas, pero en el escenario hay lugar para otro motivo más. Es aquel que responde a la lógica de redistribución, con el Estado como operador principal y la aplicación de programas de ayuda social y el rol subsidiario del Estado2 como el paradigma. Cada actividad económica puede ser identificada según el grado de participación en cada enfoque.

En la figura 1.1, las diversas actividades corresponden a cada principio, utilidades, redistribución y solidaridad (tres rectángulos), y a las interacciones de los tres principios con la esfera del mercado (el espacio achurado). No habría intersección entre el rectángulo de las utilidades (1 y 3) y de la solidaridad (4, 6, 7 y 5), pero la autora considera que una parte de la solidaridad (6 y 7) juega un rol en el mercado sin fines de lucro. En total, podemos distinguir siete zonas con una mezcla diferente de utilidades, de redistribución y de solidaridad. Estas zonas son agrupadas por Castel (2003, p. 5-8) en tres categorías:

  • Capitalistas y/o de redistribución
La zona 1 (actividades capitalistas), la zona 2 (las actividades económicas de redistribución desarrolladas por una autoridad central: el Estado, es decir los servicios públicos gratuitos) y la zona 3 (actividades económicas bajo dos principios: la maximización de utilidades y la redistribución, tales como la producción y la distribución de servicios públicos pagados)
  • Reciprocidad pura
La zona 4: se trata del conjunto de actividades domesticas no transables en el mercado (autoempleo, ayuda de amigos, trabajo de familiares)
  • Economía popular solidaria
La zona 5 (producción de servicios sociales colectivos ofrecidos a todos los miembros del grupo), la zona 6 (grupo de personas que se hacen cargo de manera solidaria de los riesgos de la inversión, de la producción y de la comercialización de productos en el mercado) y la zona 7 (actividades económicas de redistribución solidaria con venta de la producción en el mercado, las utilidades se aplican al bienestar del grupo y de la comunidad)

Debido a la tendencia en virtud de la cual la economía popular comprende algunas actividades fuera del marco legal, pero no necesariamente ilegal, es posible encontrar en cada celda del cuadro 1.1 (ver entrada anterior) y los espacios 5, 6 y 7 de la figura 1.1, las actividades llamadas “informales”. Así, otro concepto cercano aparece: la Economía informal.

Figura 1.1 Las actividades económicas en los países del Sur
 Fuente: Castel (2003, p. 5)

1
Los mismos motivos parecen encontrarse en los patrones o modelos que caracterizan la utilización del suelo urbano según un estudio peruano: el modelo mercantil, el modelo espontáneo y el modelo estatal (Guillén y Valdivia, 1997, p. 20-21). El paralelo con los motivos de Castel es claro: el modelo mercantil se desenvuelve según las reglas del mercado de la oferta y la demanda, es decir persigue la maximización de utilidades; el modelo espontáneo corresponde a la ocupación ilegal de terrenos desprovistos de servicios de base y después la urbanización basada sobre prácticas de reciprocidad y la autogestión popular; finalmente, el modelo estatal refiere precisamente a la redistribución del Estado mediante la construcción de viviendas populares a bajo precio tanto a la venta como al alquiler.
 2
Es decir, la intervención del Estado allí donde las actividades económicas no serian suficientemente rentables para los inversionistas privados, pero tendrían una alta rentabilidad social (OSINERG, 2007, La ley 27744, articulo 2 y 3; Valdez, 1997, discurso 124), por ejemplo la instalación de una red telefónica en un villorrio pobre donde sus pobladores no pueden pagar el precio de mercado.

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