Una
grille
de
lectura
de
la
economía
de
los
países
del
Sur
Según
Odile Castel
(2003, p.
3), desde
los trabajos
de A.
Lewis en
1954, la
grille de
lectura de
las actividades
económicas en
los países
del Sur
se basa
sobre un
enfoque dualista
que comprende
tanto lo
moderno como
lo tradicional;
con los
trabajos de
K. Hart
en 1973,
este enfoque
ha sido
enriquecido
poniendo en
evidencia un
sector llamado
“informal” en
la economía
de los
países del
Sur. Esta
grille
llamada
“estructural”
que se
divide en
tres bloques:
moderno, informal
y tradicional,
habría alcanzado
sus límites
históricos.
Según Castel
(2003, p.
4-5), es
posible
establecer una
nueva grille
de lectura
de la
economía popular
de los
países del
Sur sobre
la base
de tres
principios que
hacen ‘mover’
la economía.
Los
motivos
que
sustentan
el
desenvolvimiento
del
proceso
social
que
es
la
economía
pueden
ser
utilizados
para
construir
una
nueva
grille
de
lectura
[estos
son]
el
enriquecimiento
personal
por
el
principio
de
la
maximización
de
utilidades,
el
compartir
de
bienes
y
servicios
por
el
principio
de
la
redistribución
y
la
solidaridad
por
el
principio
de
la
reciprocidad
[…]
dos
de
estos
principios
son
antagonistas :
la
maximización
de
utilidades
y
la
reciprocidad,
puesto
que
el
hecho
que
las
utilidades
sean
acaparadas
por
el
empresario
impide
una
utilización
solidaria.
Contrariamente
a
ello,
como
veremos
luego,
el
principio
de
la
redistribución
es
perfectamente
compatible
con
el
principio
de
la
maximización
de
utilidades
o
el
principio
de
reciprocidad
(Castel,
2003,
p.
3-4,
nuestra
traducción).
Si
observamos
la
economía
de
las
barriadas,
según
Castel
los
tres
motivos1
serian
subyacentes
a
tres
diferentes
maneras
de
hacer
las
cosas
por
parte
de
los
actores
de
la
vida
en
las
barriadas.
El
primer
tipo
de
actividades,
la
solidaridad,
está
orientada
hacia
la
creación
de
prácticas
comunitarias,
solidarias
y
autogestionarias
de
la
población
pobre
de
las
barriadas.
El
desarrollo
económico
local
comunitario
es
el
paradigma,
las
organizaciones
populares
y
las
empresas
sin
fines
de
lucro
son
los
operadores
principales.
El
segundo
tipo
de
actividades
motivadas
por
la
maximización
de
utilidades
pone
el
acento
sobre
la
lógica
de
mercado;
la
obtención
de
utilidades
y
la
eficiencia
económica
forma
parte
del
paradigma
y
los
empresarios
privados
son
los
operadores
de
las
actividades
capitalistas.
Según
Castel,
estos
dos
motivos
son
antagonistas,
pero
en
el
escenario
hay
lugar
para
otro
motivo
más.
Es
aquel
que
responde
a
la
lógica
de
redistribución,
con
el
Estado
como
operador
principal
y
la
aplicación
de
programas
de
ayuda
social
y
el
rol
subsidiario
del
Estado2
como
el
paradigma.
Cada
actividad
económica
puede
ser
identificada
según
el
grado
de
participación
en
cada
enfoque.
En
la
figura
1.1,
las
diversas
actividades
corresponden
a
cada
principio,
utilidades,
redistribución
y
solidaridad
(tres
rectángulos),
y
a
las
interacciones
de
los
tres
principios
con
la
esfera
del
mercado
(el
espacio
achurado).
No
habría
intersección
entre
el
rectángulo
de
las
utilidades
(1
y
3)
y
de
la
solidaridad
(4,
6,
7
y
5),
pero
la
autora
considera
que
una
parte
de
la
solidaridad
(6
y
7)
juega
un
rol
en
el
mercado
sin
fines
de
lucro.
En
total,
podemos
distinguir
siete
zonas
con
una
mezcla
diferente
de
utilidades,
de
redistribución
y
de
solidaridad.
Estas
zonas
son
agrupadas
por
Castel
(2003,
p.
5-8)
en
tres
categorías:
- Capitalistas y/o de redistribución
La
zona
1
(actividades
capitalistas),
la
zona
2
(las
actividades
económicas
de
redistribución
desarrolladas
por
una
autoridad
central:
el
Estado,
es
decir
los
servicios
públicos
gratuitos)
y
la
zona
3
(actividades
económicas
bajo
dos
principios:
la
maximización
de
utilidades
y
la
redistribución,
tales
como
la
producción
y
la
distribución
de
servicios
públicos
pagados)
- Reciprocidad pura
La
zona
4:
se
trata
del
conjunto
de
actividades
domesticas
no
transables
en
el
mercado
(autoempleo,
ayuda
de
amigos,
trabajo
de
familiares)
- Economía popular solidaria
La
zona
5
(producción
de
servicios
sociales
colectivos
ofrecidos
a
todos
los
miembros
del
grupo),
la
zona
6
(grupo
de
personas
que
se
hacen
cargo
de
manera
solidaria
de
los
riesgos
de
la
inversión,
de
la
producción
y
de
la
comercialización
de
productos
en
el
mercado)
y
la
zona
7
(actividades
económicas
de
redistribución
solidaria
con
venta
de
la
producción
en
el
mercado,
las
utilidades
se
aplican
al
bienestar
del
grupo
y
de
la
comunidad)
Debido
a la tendencia en virtud de la cual la economía popular comprende
algunas actividades fuera del marco legal, pero no necesariamente
ilegal, es posible encontrar en cada celda del cuadro 1.1 (ver entrada anterior) y los
espacios 5, 6 y 7 de la figura 1.1, las actividades llamadas
“informales”. Así, otro concepto cercano aparece: la Economía
informal.
Figura 1.1 Las actividades económicas en los países del Sur
Fuente:
Castel
(2003,
p.
5)
1
1
Los
mismos motivos parecen encontrarse en los patrones o modelos que
caracterizan la utilización del suelo urbano según un estudio
peruano: el modelo mercantil, el modelo espontáneo y el modelo
estatal (Guillén y Valdivia, 1997, p. 20-21). El paralelo con los
motivos de Castel es claro: el modelo mercantil se desenvuelve según
las reglas del mercado de la oferta y la demanda, es decir persigue
la maximización de utilidades; el modelo espontáneo corresponde a
la ocupación ilegal de terrenos desprovistos de servicios de base y
después la urbanización basada sobre prácticas de reciprocidad y
la autogestión popular; finalmente, el modelo estatal refiere
precisamente a la redistribución del Estado mediante la construcción
de viviendas populares a bajo precio tanto a la venta como al
alquiler.
Es decir, la
intervención del Estado allí donde las actividades económicas no
serian suficientemente rentables para los inversionistas privados,
pero tendrían una alta rentabilidad social (OSINERG, 2007, La ley
27744, articulo 2 y 3; Valdez, 1997, discurso 124), por ejemplo la
instalación de una red telefónica en un villorrio pobre donde sus
pobladores no pueden pagar el precio de mercado.
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